Fundación Pedro Navalpotro

Cómo alimentar a la población mundial sin agotar el agua dulce del planeta

El escenario futuro de crecimiento de la población obliga a obtener más alimentos sin aumentar la cantidad de agua destinada a su producción. He aquí algunas ideas para conseguirlo.

Desde el siglo XIX la población mundial presenta un ritmo de crecimiento exponencial como consecuencia de los avances de la medicina, la higiene y el desarrollo tecnológico. Si al comienzo del milenio se superaron los 6.000 millones de personas, para el año 2050 se estima que la población mundial ronde los 10.000 millones.

El aumento de la población conlleva un incremento de la demanda de alimentos. Si analizamos la cadena alimentaria humana es fácil entender que, como omnívoros, consumimos productos vegetales y de origen animal, cuyo proceso de obtención tiene como punto de partida productos vegetales tales como los pastos.

Así, la agricultura, cuya finalidad es la obtención de productos vegetales para consumo humano o animal, está condicionada por la disponibilidad de dos elementos clave: tierra y agua.

Recursos hídricos limitados

La demanda mundial de alimentos va a incrementarse a la par del crecimiento de la población. Así, para poder satisfacerla es necesario que, por una parte, aumente la superficie cultivable (pastos incluidos). Hay que tener en cuenta que la superficie cultivable está limitada a la extensión máxima de tierra potencialmente adecuada para usos agrícolas y ganaderos en el planeta. Igualmente, el volumen de recursos hídricos potencialmente utilizables del planeta tiene un valor máximo que no puede superarse.

En la actualidad, el 70 % de los recursos hídricos de la Tierra se destina a producir alimentos. El escenario futuro de crecimiento de la población nos obliga a obtener más alimentos sin aumentar la cantidad de agua destinada a su producción. Para conseguirlo, además de lograr que se cultive la mayor extensión de tierra posible y de buscar cultivos más productivos, es decir, más toneladas por unidad de superficie, es imprescindible gestionar de forma óptima los recursos hídricos disponibles para poder obtener la máxima producción posible por cada gota de agua.

Para lograr que cualquier persona, viva donde viva, lo haga en condiciones dignas, es imprescindible que tenga garantizada su alimentación, que está directamente relacionado con el buen uso y gestión del agua. Así lo recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ha fijado la Organización de las Naciones Unidas para el año 2030, en particular los ODS 2, 6, 12, 13, y 15.

Uso sostenible del agua para producir alimentos

Dada la estrecha relación entre la producción agrícola y el agua, el Grupo de Hidráulica y Riegos del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba centra gran parte de su investigación en la aplicación de diversas metodologías para lograr un uso sostenible de los recursos agua y energía en el sector agrícola. Ambos recursos están estrechamente relacionados. Se necesita energía, independientemente de su origen, para conducir el agua desde sus fuentes hasta los cultivos, que son los consumidores finales.

El objetivo de esta línea de trabajo es el desarrollo de sistemas inteligentes de gestión del agua y la energía en la agricultura de regadío. Tales sistemas permiten que los cultivos reciban la cantidad precisa de agua que necesitan en el momento adecuado, evitando extraer más agua de la necesaria de las fuentes y reduciendo al mínimo los retornos de aguas contaminadas.

El ajuste de la cantidad de agua de riego a aplicar conlleva reducciones del consumo de energía (por ejemplo, reducción del tiempo de funcionamiento de las bombas) y, por tanto, la disminución de las emisiones de gases efecto invernadero. La instalación de estos sistemas en explotaciones agrícolas reales permite mejorar la sostenibilidad de sus procesos productivos.

Riego inteligente

Los sistemas de gestión inteligente del riego se basan en el análisis de la información registrada en tiempo real por distintos tipos de sensores a través de la internet de las cosas y mediante sensores remotos, por ejemplo, los instalados en satélites, que envían información cada cierto número de días.

La información se procesa mediante modelos matemáticos, que pueden incluir algoritmos de inteligencia artificial, para determinar cuándo, cuánto y cómo regar a escala de agricultor o a escala de asociación de agricultores. Y en los casos en los que el agua de riego sea agua residual regenerada, los modelos determinan si es o no necesario fertilizar para que se aplique solo la cantidad de abono que no se aporta mediante este tipo de aguas.

Al ser la energía necesaria para regar un factor clave en la sostenibilidad de la producción agrícola, que incluye la rentabilidad de los productores, estos sistemas permiten la gestión de distintas fuentes de energía, tanto convencionales como renovables. Ejemplo de ello es el sistema de riego solar inteligente.

Asimismo, enlazando la mejora de la rentabilidad de los productores con la disminución de las emisiones de dióxido de carbono, otra forma de optimizar el uso de la energía es la recuperación de los excesos de energía en las grandes redes de riego mediante microturbinas. Dicha energía puede destinarse para el funcionamiento de maquinaria asociada a la actividad agraria sustituyendo generadores diesel.

Todas estas complejas técnicas se gestionan desde aplicaciones web y en dispositivos móviles. De esta forma, pueden ser empleadas fácilmente por regantes y técnicos de las instalaciones hidráulicas.

La utilización de estos desarrollos tecnológicos en explotaciones agrícolas reales facilitará la gestión de los recursos agua y energía, haciendo que su uso sea más eficiente. Las nuevas tecnologías son clave para satisfacer las necesidades alimentarias de la creciente población mundial en las próximas décadas sin agotar nuestras reservas de agua dulce.

Pilar Montesinos es ingeniera hidráulica de la Universidad de Córdoba.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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Exposición fotográfica «Historias a través del AGUA»

La Fundación Pedro Navalpotro expone la muestra fotográfica “ Historias a través del AGUA” celebrando la semana internacional del AGUA.

La Fundación Pedro Navalpotro acoge entre los días 18 y 31 de marzo la Exposición “Historias a través del AGUA”, una muestra sobre las acciones en relación con el agua que lleva a cabo UNICEF en distintos países de África y los diferentes Proyectos de AGUA que la Fundación ha desarrollado hasta la actualidad en diferentes partes del mundo.

Está formada por fotografías de UNICEF (Agua es Vida) y de la Fundación Pedro Navalpotro. La exposición cuenta, a través de instantáneas, la labor cotidiana que lleva a cabo UNICEF y la Fundación Pedro Navalpotro en campañas de agua, saneamiento y promoción de la higiene. Acompañadas de un texto, nos muestran la importancia de este recurso en países donde su escasez o salubridad favorecen la transmisión de diferentes enfermedades. En estas imágenes se contempla todo el programa, y cómo se ejecuta la ayuda: construyendo pozos, servicios de saneamiento y explicando buenas prácticas de higiene en escuelas; así como los resultados finales de las intervenciones; la mejora de la calidad de vida la población y sobre todo de los niñ@s.

LA FUNDACIÓN PEDRO NAVALPOTRO DONA 2.500 EUROS A LA AECC SORIA

La Fundación Pedro Navalpotro, saliéndose de sus fines y objetivos que están relacionados entorno al AGUA, ha realizado una donación de 2.500€ a AECC de Soria.

Desde la Fundación Pedro Navalpotro, llevamos colaborando siete años, proporcionando más de 10.000 botellas de Monte Pinos y refrescos en cada una de las diferentes marchas “Camino por Soria Contra el Cáncer”. Este año, al no poder realizar dicha colaboración por no celebrarse la carrera de forma presencial, por motivos de la COVID-19, desde la Fundación han decidido colaborar realizando una donación económica, para poder ayudar a la Asociación Soriana.

Este año, desde la AECC Soria se realizó su VIII Camino por Soria Contra el Cáncer de manera virtual y estuvo integrada en la Carrera Más Larga de la Historia, en la que, de igual forma, recibió todo el apoyo desde la Fundación Pedro Navalpotro.

LA FUNDACIÓN PEDRO NAVALPOTRO DONA 4.020€ A CÁRITAS EN TARJETAS SOCIALES DE ALIMENTOS PARA LOS MÁS NECESITADOS

La Fundación Pedro Navalpotro, saliéndose de sus fines y objetivos que están relacionados entorno al AGUA, ha realizado una segunda donación a Cáritas diocesana, la primera se realizó en el mes de mayo aportando desde la Fundación 3.000€. En esta ocasión, se ha realizado una donación de 134 Tarjetas Sociales de 30€ cada una, para ayudar a Cáritas Diocesana Osma-Soria en la labor que ya estaba desarrollando en Soria capital y provincia. De esta forma, se intentará llegar a un mayor número de personas que necesiten esta ayuda, agravada por estos momentos tan complicados que estamos pasando debido a la Pandemia del COVID19.

Cáritas distribuirá las tarjetas, de forma mensual, a las personas/ familias que hayan valorado con anterioridad según sus necesidades.

Desde La Fundación Pedro Navalpotro, en estos momentos tan complicados, seguimos trabajando en diferentes países muy necesitados y sin recursos, con Proyectos relacionados con el AGUA (pozos, canalizaciones, saneamientos…). Por motivo del COVID19, hemos tenido que suspender en Soria diversos concursos y exposiciones que teníamos preparados con anterioridad y esperamos que se puedan retomar en un futuro.

La Fundación Pedro Navalpotro apoyará el trabajo de UNICEF en Agua y Saneamiento con 5.000 euros

Por noveno año consecutivo, la Fundación Pedro Navalpotro destinará 5.000 euros a los programas de agua, saneamiento e higiene que UNICEF desarrolla en más de 190 países y territorios. La entidad soriana ha contribuido al trabajo de agua y saneamiento de UNICEF en Guinea Bissau y durante los últimos años, al trabajo en Níger con más de 55.000 euros en total entre los dos países, alcanzando a lo largo de estos años, a unas 18.000 personas aproximadamente.UNICEF lidera acciones en agua, saneamiento e higiene en distintos países y territorios con el fin de asegurar que los niños, especialmente los más vulnerables, accedan a fuentes de agua mejorada, servicios de saneamiento en escuelas, centros de salud y comunidades, con el objetivo último de prevenir enfermedades, también en situaciones de emergencia.Lamentablemente, en el mundo, todavía 785 millones de personas siguen sin tener acceso a agua potable, mientras que 673 millones de personas en el mundo defecan a campo abierto. Solo dos tercios de las escuelas en el mundo tienen instalaciones de agua y saneamiento. De ellas, solo la mitad tiene servicios para el lavado de manos.A estas dificultades se suma la crisis global provocada por la pandemia de Covid19. El impacto en los niños ya está siendo grave, especialmente para los más desfavorecidos. Si bien los niños no están sufriendo tan directamente los efectos del virus sobre la salud, son los más vulnerables a las condiciones socioeconómicas e impactos que genera la crisis. También se ven afectados por las interrupciones que se están produciendo en muchos países en los servicios básicos de salud, agua, educación o protección.El mandato de UNICEF de proteger los derechos del niño, junto con su capacidad para actuar con rapidez en áreas clave como salud y agua, saneamiento e higiene (WASH), y su presencia en todo el mundo, significa que la organización ya está en el centro de la respuesta global a la crisis.En este sentido, a través de esta propuesta y con el apoyo de la Fundación Pedro Navalpotro y otros aliados, se dotará de servicios de agua potable y saneamiento a la población beneficiaria, y se promoverá la adopción de prácticas de higiene adecuadas, generando un entorno limpio y seguro para las niñas y chicos, particularmente los más desfavorecidos y afectados por situaciones humanitarias, como la COVID19. En este sentido, con la aportación de la Fundación Pedro Navalpotro se pueden instalar 13 bombas manuales de agua y abastecer a las comunidades con agua potable o agua mejorada y promover así el lavado de manos, beneficiando a aproximadamente 2.000 personas.Acerca de UNICEFUNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos.Acerca de la Fundación Pedro NavalpotroLa fundación tiene y persigue como fines de interés general, el desarrollo con carácter benéfico y sin ánimo de lucro de todo tipo de actividades sociales, culturales, formativas, asistenciales, de cooperación, difusión, divulgación, promoción y estudio, entre otras, que tengan como objeto «el agua», en su dimensión como recurso natural y su empleo por el hombre, con la finalidad de concienciar su preservación y protección como recurso insustituible y de sus fuentes de generación.

LA FUNDACIÓN PEDRO NAVALPOTRO COLABORA FINANCIANDO UN POZO DE AGUA A TIERRAS SIN MALES EN GUINEA BISSAU

El Proyecto pretendía continuar con la promoción del derecho a la educación, con la consecución del derecho a agua potable de los y las niñas de Bintan del Sector de Bigene (Guinea Bissau), así como el de toda la población de la tabanca (aldea) un total 290 personas, de las cuales 147 son mujeres y 143 hombres, dotando de infraestructura física para el consumo de agua potable.Tras la finalización de la escuela de Bintan y la actual construcción de las letrinas, se pretendía construir un pozo de agua con bomba en las cercanías de la escuela, dotando de agua potable a la escuela y cubriendo así también las necesidades de saneamiento básico de la misma.El pozo de agua abastece también a toda la población de la tabanca y de tabancas aledañas que carecen de agua potable, lo que garantiza que un mínimo de 290 personas tengan agua potable cerca de su casa.Aparte de la construcción del pozo, se ha trabajado con tres de los grupos prioritarios: infancia, mujer, población campesina en situación de exclusión social.Bintan se encuentra entre 2 y 5 kilómetros del punto de agua apta para el consumo más cercano. La tabanca se encuentra a mucha distancia de cualquier punto de agua. Las mujeres se desplazan todos los días al atardecer hasta estos puntos para coger agua para el consumo.Esta localidad carece de recursos públicos, para la realización de pozos de agua de profundidad, lo que hace que los pozos que se realizan sean de pocos metros. Las mujeres tienen que realizar el camino de ida y vuelta, muchas veces junto a sus hijos e hijas cargadas con los cubos o baldes con agua. Esto provoca que las familias muchas veces opten por la toma de aguas contaminadas.

𝗘𝗹 𝘃𝗲𝗿𝘁𝗶𝗱𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗻𝘂𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗳𝗲𝗿𝘁𝗶𝗹𝗶𝘇𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗮𝗴𝗿í𝗰𝗼𝗹𝗮𝘀 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿í𝗮 𝗱𝗲𝘁𝗿á𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗴𝗿𝗮𝗱𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿 𝗠𝗲𝗻𝗼𝗿

El Instituto Español de Oceanografía ha elaborado un informe actualizado corroborando el papel determinante del aporte de nutrientes y materia orgánica como motor de eutrofización de la albufera.El informe del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC), elaborado a solicitud del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) a raíz del último episodio de mortandad masiva de especies acuáticas en el Mar Menor, señala a la incesante entrada de fertilizantes a la laguna procedentes de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño como causa principal del mismo. El estudio, que actualiza el exhaustivo informe previo realizado por el IEO en julio de 2020, corrobora el papel determinante del aporte de nutrientes y materia orgánica como motor de eutrofización de la albufera. El exceso de fitoplancton ocasionado por esta dinámica ha limitado la entrada de luz y afectado tanto a la fotosíntesis como a la disponibilidad de oxígeno disuelto hasta niveles próximos a la hipoxia.Los autores señalan que el evento extremo de este verano -uno más desde la ‘sopa verde’ de 2016- muestra que el ecosistema lagunar ha perdido su capacidad de autorregulación. No obstante, ven factible su recuperación siempre que se ataje el problema de los vertidos y se preserven características esenciales como la salinidad, que se vería afectada por la apertura de golas o canales de comunicación con el Mediterráneo.EutrofizaciónEl informe ‘Nuevo evento de mortalidad masiva de organismos marinos en el Mar Menor: contexto y factores’ lo firman seis autores del IEO y se basa en los datos obtenidos en el programa de monitorización de la laguna que mantiene el instituto y en resultados de diversos proyectos de investigación. El análisis aporta evidencias de que este evento de mortalidad está ligado estrechamente con el proceso de eutrofización responsable de la degradación de la laguna salada.La proliferación de fitoplancton registrada en la albufera tuvo lugar a principios del verano en las inmediaciones de la rambla del Albujón -señala el estudio-, importante punto de entrada de aguas altamente contaminadas por fertilizantes y otros compuestos. El bloom -afloramiento- continuó creciendo durante los meses de julio y agosto, y se extendió por la zona centro y sur de la laguna, donde la renovación del agua es menor, provocando turbidez extrema y reducción severa de la luz disponible para la fotosíntesis “hasta niveles totalmente críticos para la supervivencia de la vegetación del fondo”. Si la situación persiste, advierten los científicos, la vegetación bentónica podría morir y agravar la crisis ambiental. Ponen como ejemplo la zona sur de la laguna, donde la pradera de alga Caulerpa prolifera ha desaparecido casi por completo por falta de luz.Pérdida de oxígenoDel mismo modo, el exceso de fitoplancton ha introducido en el sistema grandes cantidades de materia orgánica cuya descomposición explica la merma de oxígeno disuelto en el agua a lo largo del mes de agosto hasta niveles próximos a la hipoxia. Los valores alcanzados, aunque no tan bajos como en el episodio de anoxia de 2019, son inferiores a los registrados históricamente en el Mar Menor y a lo considerado estresante o incluso letal para muchas especies marinas.Aunque las observaciones efectuadas a principios de septiembre sugieren una mejora en la oxigenación de la laguna, puede tratarse de algo transitorio debido al cambio de régimen local de vientos, señalan los autores. La saturación de materia orgánica y la turbidez persisten, incluso extendidas a la zona norte, por lo que el riesgo de nuevos cuadros de hipoxia y anoxia subsiste también.Entre sus conclusiones, el estudio del IEO no ha encontrado evidencia alguna de que la temperatura estival haya sido el factor desencadenante de este nuevo episodio de mortalidad de organismos marinos. De hecho, en lo que va de 2021 la temperatura de la albufera ha sido inferior a la media de años anteriores.Anular vertidos en origenEl informe recuerda el profundo deterioro que ha experimentado el ecosistema del Mar Menor a partir de 2016, y las graves presiones ambientales que sufre, derivadas no solo de los vertidos de la agricultura intensiva en el área del Campo de Cartagena, sino también de la llegada de contaminantes químicos-mineros, de obras y desarrollos urbanísticos en esta zona del litoral murciano. No obstante, los investigadores consideran que la recuperación, aunque compleja, sería factible si se cortara la entrada de nutrientes a la laguna a través de vertidos, como se ha comprobado en otros ecosistemas costeros sometidos a agresiones similares en diferentes partes del mundo.Igualmente, consideran crucial no seguir alterando las condiciones ambientales clave que determinan la resiliencia del ecosistema lagunar y sus propiedades ecosistémicas básicas, como la salinidad, de la que depende en gran medida su funcionamiento biológico y la singularidad de su biodiversidad. En este sentido, recuerdan que la salinidad media de la laguna va en aumento desde el verano de 2020 y, de seguir así, podría recuperar sus valores normales en verano de 2022. Siempre -señalan los investigadores del IEO- que no sucedan lluvias torrenciales u otros fenómenos climatológicos extremos, ni intervenciones humanas como “apertura de canales de comunicación con el Mediterráneo o golas”. Los últimos sucesos ocurridos en el Mar Menor y la confusión sobre sus causas reflejan también las deficiencias de los actuales sistemas de monitorización de la laguna. Éstos deben ser mejorados y actualizados para detectar este tipo de eventos y su origen de forma inequívoca, fiable y transparente, concluyen.

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𝗘𝗹 𝗶𝗻𝘃𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗱𝗿í𝗮 𝘀𝗮𝗰𝗶𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗰𝗿𝗲𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝗲𝗱 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱

Una nueva mezcla de materiales es capaz de mejorar hasta en 15 veces la desalinización por membrana, uno de los métodos más eficientes y económicos descubiertos hasta ahora.Tanto la OMS como la Agencia Europea del Medioambiente coinciden: tenemos problemas con la escasez de agua y la cosa va a peor. El organismo internacional advierte que de aquí a 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua, lo que dicen los segundos nos toca todavía más de cerca: el estrés hídrico de España es insostenible. Si se confirman algunos de los pronósticos, en el año 2030 el 65% de la población española tendrá problemas con el abastecimiento de agua. Ante este panorama muchos investigadores se están poniendo las pilas para ofrecer soluciones. Además de buscar maneras más eficientes de purificar el agua que desechamos necesitamos encontrar un método eficiente y barato para conseguir desalinizar la del mar.Entre todos los métodos con los que contamos hoy en día la desalinización por membrana es uno de los sistemas más eficientes para eliminar la sal y otros minerales del agua de mar. Se trata de un proceso en el que hay agua salada caliente a un lado y agua dulce fría en el otro. Los dos líquidos están separados por una membrana hidrofóbica que repele el agua líquida mientras que permite el paso del vapor de agua del lado caliente. La diferencia de presión del vapor hace que se desplace hacia el lado frío, donde se recondensa como agua dulce. El problema que ha habido hasta ahora con esta tecnología está en la propia membrana. Las que se utilizan en la actualidad se saturan tras unas 50 horas de uso y hay que cambiarlas si no se quiere que el agua salada acabe contaminando a la dulce. La nueva membrana que han presentado los científicos del Instituto de Ingeniería Civil y Tecnología de la Construcción de Corea (KICT), pretende ser una solución.Los investigadores aseguran que mientras las membranas actuales se fabrican mediante un proceso llamado electrospinning –que utiliza una fuerza eléctrica para extraer nanofibras cargadas de unas boquillas— ellos han utilizado una versión llamada electrospinning coaxial. Con este método se consigue que se mezclen un polímero llamado PVDF-HFP y un aerogel de sílice para obtener una superficie de la membrana superhidrofóbica que a la vez permite el paso del vapor. En sus experimentos, cuyos resultados han sido publicados por la revista Journal of Membrane Science, el equipo comprobó como la nueva membrana fue capaz de mantener una eficacia del 99,99% durante un mes, 15 veces más que las membranas estándar que tienen que ser cambiadas cada 50 horas porque empiezan a gotear.El método de destilación por membrana es uno de los más eficientes y a la vez de los más baratos al no requerir demasiada energía. La membrana que propone el grupo de investigadores coreano hace que ese coste se reduzca todavía más gracias a su durabilidad y a características como su baja conductividad térmica que reduce los problemas de humedad y suciedad, al tiempo que mantiene un alto alto flujo de vapor de agua. El equipo de investigadores señala que en este tipo de destilación por membrana es más importante tener un proceso estable que una alta tasa de flujo de vapor de agua disponible.»La membrana coaxial de nanofibras electrospun tiene un gran potencial para el tratamiento de soluciones de agua de mar sin sufrir problemas de humectación y puede ser la membrana adecuada para aplicaciones de destilación por membrana a escala piloto y real», ha comentado el Dr. Yunchul Woo, investigador principal del estudio.Los investigadores no han dado pistas del posible desarrollo comercial de esta tecnología, pero un ahorro así en el coste de producción de agua nos vendría al pelo teniendo en cuenta los problemas que hay en España con este tipo de tecnologías. Llevamos años viendo como nuestras plantas desaladoras están paradas o infrautilizadas por distintas razones que van de las políticas a las económicas. Una de esas plantas está en Torrevieja, Alicante, y es la más grande de toda la Union Europea con capacidad de generar hasta 80 hectómetros cúbicos de agua al año y que se puede ampliar hasta los 120.

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¿𝗤𝘂𝗶é𝗻 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿 𝘀𝗲𝗱 𝘆 𝗺𝗮𝗹𝗴𝗮𝘀𝘁𝗮𝗿 𝗮𝗴𝘂𝗮?

Nadie. Ni las personas ni los países. Sin embargo España, aunque no quiera, lo hace en parte con una de las mayores huellas hídricas del planeta. Modelo ‘como si no hubiese un mañana’ que empieza a cambiar junto con la mentalidad, la tecnología y el convincente argumento de que no hay otra.El objetivo es dejar huella (en gestión sostenible) dejando mucha menos huella (hídrica).Este índice medioambiental mide el volumen de agua dulce necesario para producir los bienes y servicios que consume una persona, una empresa, un sector… Por ejemplo, en un hospital sería la suma de la que beben pacientes y personal, la que usan laboratorios, aseos, limpieza, la cafetería o el riego, más el agua empleada para producir la energía y fabricar todo el material médico, las medicinas o la comida.Se proyecta esa cuenta a todo un país y tenemos a España en el número ocho del mundo y el segundo en Europa con mayor huella hídrica. Una posición poco honrosa si comparamos nuestra escasez con los empapados países del norte. “Cada vez somos más España seca, y estresada porque nuestra demanda es superior a nuestro recurso”, apunta Amelia Pérez Zabaleta, directora de la Cátedra de Economía del Agua, Fundación Aquae-UNED.

𝗨𝗻𝗮 𝗽𝗶𝘀𝗰𝗶𝗻𝗮 𝗼𝗹í𝗺𝗽𝗶𝗰𝗮 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝘃𝗲𝗰𝗶𝗻𝗼.

Según Water Footprint Network (WFN), los españoles consumen productos y usan servicios que equivalen a 6.700 litros promedio por persona y día, casi una piscina olímpica anual, mientras Naciones Unidas calcula que, de no cambiar el rumbo, el 65% de la población española sufrirá estrés hídrico pasado mañana, en 2030.La huella hídrica es un indicador fundamental para la sostenibilidad en la cadena de suministro. Si una compañía exige a sus proveedores una gestión responsable, el efecto se transmite en cadena.Una porción de esa huella se importa junto con los productos fabricados fuera, cierto, pero aún así gran parte de la responsabilidad queda en casa por el consumo doméstico, el industrial/empresarial y, sobre todo, el agrícola-ganadero con un 75% de todo el consumo acuático (WFN calcula en 15.500 los litros que necesita la producción de un kilo de carne vacuna, 140 litros una taza de café y de 8.000 a 10.000 unos vaqueros), además de la gestión nacional desde las leyes por arriba al estado de las tuberías de suministro por debajo.“Antes de que llegue al consumidor, se pierde el 23% del agua producida en Europa, las fugas en las redes españolas de distribución se sitúan entre el 30% y el 40%”, apunta Xavier Armengol, vicepresidente de Industria en Schneider Electric Iberia, una especialista en tecnología hídrica multipremiada por su aportación al cambio de modelo.No todos los datos encogen tanto el estómago. En España el consumo para beber y asearse se sitúa en 138 litros diarios por persona, cuando la ONU fija en 100 la cantidad media razonable. Un nivel mejorable pero no desmesurado, teniendo en cuenta que el despilfarro no sale caro por las tarifas bajas. “Cualquiera sabe el precio de la luz y se preocupa por el gasto, pero poca gente conoce el del agua, por barata”, tercia Pérez Zabaleta.

𝗠á𝘀 𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗺𝗲𝗻𝗼𝘀 𝘀𝗲𝗱

La experta sostiene que el cambio de rumbo exige plantearse el aumento de las tarifas para cubrir “no solo el coste del recurso sino todos los demás, los financieros, de las infraestructuras o los ambientales”. Para reinversión en el modelo sostenible, y como estimulo para autocontrol del grifo o la manguera.Pero todos los datos anteriores pueden resultar en cierto sentido positivos, al menos desde la perspectiva de los especialistas en gestión. Pérez Zabaleta explica ese aparente contrasentido:El cambio climático y la pandemia han puesto sobre la mesa de forma descarnada el problema del agua para que enfoquemos por fin toda la voluntad y todos los recursos en las soluciones.Ella recuerda los tiempos en que la estrategia nacional solo perseguía el aumento de la oferta, no gestionar la demanda; el enfoque pantano, para entendernos, cuando la economía no formaba parte real de la gestión. Avanzó despacio el cambio de mentalidad y en 2002 nace el concepto de huella hídrica, bastante anterior al de huella de carbono.De cinco años a esta parte la confluencia de factores favorables se acelera: el foco en la gestión económica, la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de acceso al agua y saneamiento (hay un Día Mundial del Retrete, el 19 de noviembre), los fondos europeos del plan de recuperación, la estrategia española de economía circular con el agua entre sus prioridades, los proyectos paneuropeos como los Horizonte 2020 para diseñar nuevos modelos de negocio, la eclosión tecnológica en todos los sectores hídricos, la conciencia ciudadana y la reacción de una vanguardia empresarial con efecto arrastre.“Esos datos de huella y escasez pueden impresionar, pero el cambio climático y ahora también la pandemia han puesto sobre la mesa de forma descarnada el problema del agua para que enfoquemos por fin toda la voluntad y todos los recursos en las soluciones”, explica la investigadora.Yago Lorenzo, responsable de proyectos en Cetaqua Galicia, comparte esa impresión. Cetaqua es un centro tecnológico de I+D+i hídricos que impulsa la red EsAgua para asesorar a las empresas en medición de su huella hídrica, incluida la posibilidad de certificación. “En poco más de un año se han multiplicado las consultas desde España y también Latinoamérica. Empezamos a oír hablar de huella hídrica con la misma naturalidad que de huella de carbono”, asegura.

𝗘𝗳𝗲𝗰𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝗰𝗮𝗱𝗲𝗻𝗮 (𝗱𝗲 𝘀𝘂𝗺𝗶𝗻𝗶𝘀𝘁𝗿𝗼)

Esa asesoría ayuda a mejorar procesos para ahorrar, pero sobre todo permitirá un salto de escala: “La huella hídrica es un indicador fundamental para la sostenibilidad en la cadena de suministro. Si una compañía, sobre todo grande, exige a sus proveedores una gestión responsable, el efecto se transmite en cadena. Ya lo estamos viendo”, apunta Lorenzo. “Otro gran paso será bajar del nivel industrial a las estanterías de los supermercados con etiquetas que especifiquen cuánta agua ha gastado la producción”. Algunas empresas textiles lo hacen motu proprio, no porque les obligue la ley.La ley no obliga aún pero lo hará, según el World Business Council for Sustainable Development y algunas reglas básicas de la economía. La escasez de agua aumentará su precio y por tanto los costes de producción, la competencia por el abastecimiento y la dureza de la regulación ambiental. Los consumidores tendrán en cuenta a quién compran, y los inversores a quien financian en función de la responsabilidad hídrica, advierte el Council. “Sin agua, no hay empresas”, decía en una entrevista reciente el profesor Andrew J. Whelton, uno de los grandes pensadores del nuevo modelo. Son inagotables las posibilidades de la digitalización aplicada al ciclo integral del agua para optimizar la gestión y visualizar a través de datos fiables y contextualizados todo el proceso.Queda casi todo por hacer, pero no lo que ya se hace. Xavier Armengol considera inagotables las posibilidades de una digitalización acelerada “aplicada al ciclo integral del agua para optimizar la gestión y visualizar a través de datos fiables y contextualizados todo el proceso. No solo permite detectar y solucionar fallos y fugas, sino predecirlos, además de un suministro seguro, sostenible y eficiente o avanzar hacia el vertido cero”.La gestión digital mediante contadores inteligentes y sensores puede combinarse con técnicas como embutir tuberías de carbono en los tramos dañados de las viejas canalizaciones, lo que permite evitar obras de reparación o sustitución bastante más aparatosas.

𝗘𝗹 𝗰𝗮𝗺𝗽𝗼 𝗱𝗶𝗴𝗶𝘁𝗮𝗹

Armengol señala el gran desafío de la digitalización agrícola —una de las prioridades del dinero europeo—, que ha permitido a empresas como Waterforce reducir sus costes energéticos a la mitad. La bodega Cvne dice ser capaz de producir vino con la mitad de la huella hídrica que la media vinícola en España. Y este tipo de titulares puede atraer a otros sectores agrarios tradicionales que, más que miedo al cambio, deben de estar asustados por la enorme inversión necesaria para implantar, y saber usar, la nueva tecnología. Por ejemplo, sensórica, drones e imágenes de satélite que precisan la necesidad de riego en cada área de cultivo.Por su parte, el negocio de Agua de Acciona, la primera compañía española en el exclusivo club de la Water A List por su gestión hídrica, asegura que la tecnología pronto permitirá un salto de escala en el rendimiento y una caída de los precios en el servicio de depuradoras, potabilizadoras y desaladoras. A medio plazo asoma el desarrollo de materiales con memoria de forma capaces de autorrepararse (4D) para fabricar tuberías y Whelton confía en que la captación de agua en la humedad del aire sea operativa, y disruptiva, sin esperar demasiado.¿Llegaremos a tiempo? Pérez Zabaleta es moderadamente optimista. “Creo en la capacidad de adaptación del ser humano, porque no hacerlo no es una opción. Tenemos poca memoria, pero hay muchos ejemplos de respuestas a grandes retos, como cuando en el siglo XIX Madrid tuvo un problema gordísimo de agua y construyó el Canal de Isabel II”. Ahora hay que repetir esa historia, pero en todo un país.

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𝗘𝗹 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗼𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗴𝘂𝗮: 𝗹𝗮 𝗴𝘂𝗲𝗿𝗿𝗮 𝗲𝗰𝗼𝗻ó𝗺𝗶𝗰𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗮𝘃𝗲𝗰𝗶𝗻𝗮

Las sequías, los incendios y la mala gestión de este elemento esencial ponen en riesgo vidas y empresas. Fuente de desigualdad creciente, los derechos sobre su uso ya cotizan en Bolsa y los expertos piden racionalizar el consumo.El ser humano lleva 400.000 generaciones habitando este orbe de azul y tierra. Ha soportado semanas en las que parecía que nunca dejaría de llover y meses de un estío infinito. Conoce las consecuencias de la aridez. Los acadios desaparecieron hace 4.000 años, los mayas entre los siglos VIII y IX después de Cristo y los granjeros de las grandes planicies (Kansas, Colorado y Dakota) abandonaron sus pastos en los años treinta del siglo pasado. Todo era polvo e ira. La falta de agua ha acabado con civilizaciones enteras. La sequía cuartea la tierra, como un caminante que atravesara Comala, de Juan Rulfo, y amenaza con convertirse en la próxima pandemia. Y nadie posee una vacuna. Las personas han estado conviviendo con sequías durante 5.000 años, pero lo que vemos ahora es muy distinto. “La escasez por satisfacer las necesidades básicas de la población es consecuencia, sobre todo, de una mala gestión de las prioridades éticas, al anteponerse poderosos intereses en actividades productivas, o usos suntuarios, por encima de los derechos humanos y las necesidades vitales de los más empobrecidos”, advierte Pedro Arrojo, relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento.̲U̲n̲ ̲b̲i̲e̲n̲ ̲n̲e̲c̲e̲s̲a̲r̲i̲o̲ ̲y̲ ̲c̲a̲d̲a̲ ̲v̲e̲z̲ ̲m̲á̲s̲ ̲e̲s̲c̲a̲s̲o̲La huella hídrica (HH) es un indicador medioambiental que mide el volumen de agua dulce (litros o metros cúbicos) utilizado a lo largo de toda la cadena de producción de un bien consumo o servicio.Quizá porque es incolora e insípida, ni siquiera los inversores, pese a ser indispensable para la vida, le han prestado atención durante la crisis sanitaria. Tal vez porque en los países ricos resulta natural abrir el grifo y que se vierta agua de calidad. Es en este momento cuando aparecen los economistas. Las próximas líneas podrían escribirse al igual que Cela redactó su Cristo versus Arizona, más de 200 páginas con un solo punto. Una diáspora incesante de palabras. Únicamente el 0,5% del agua del mundo es potable, cerca de 2.200 millones de personas no beben de forma segura y 4.200 millones carecen de infraestructura sanitaria. Una cuarta parte del planeta enfrenta un estrés hídrico máximo y 800.000 hombres, mujeres y niños de países pobres mueren al año por falta de higiene y agua adecuada. El futuro será algo sin precedentes en 400.000 generaciones. En 2030 —acorde con la ONU— la demanda de agua superará en un 40% la oferta y obligará a un gasto extra a los gobiernos de 136.000 millones de euros anuales. Mientras, la demografía, imperturbable, proseguirá su destino. Con una población que habrá aumentado durante 2050 entre un 22% y el 34%, cerca de 6.000 millones de seres humanos podrían sufrir escasez de este líquido básico. Este es el posible mañana visto desde fuera del planeta. Queda esa frase de Van Gogh. “Tengo… una terrible necesidad…, ¿diré la palabra?…, de religión. Entonces salgo por la noche y pinto las estrellas”. La respuesta “no es extraer más agua, sino recuperar, regenerar y reutilizar los acuíferos”, defiende Pedro Arrojo. Si tú cuidas del suelo, el suelo cuida de ti. Es nuestra Vía Láctea empedrada de estrellas.Enormes pérdidasEste pequeño planeta, arrinconado en la orilla de un océano cósmico, necesita asegurar su agua. El Banco Mundial calcula que la pérdida de este elemento vital en agricultura, salud, ingresos y propiedades puede reducir en 2050 hasta el 6% del PIB en algunas regiones del mundo. Urge cuidar los riachuelos, las torrenteras, el río que nos ha llevado durante miles de años. “Si analizamos las cuencas hidrográficas españolas [andan al 50% de su capacidad, 27.958 hm3; por hacerse una idea: un hectómetro cúbico es similar a un campo de fútbol], vemos que no estamos mejor pero tampoco hemos ido a peor, sin embargo aún hay que mejorar hacia una gestión más sostenible del agua”, apunta Elena López Gunn, responsable de la consultora Icatalist.El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico acaba de presentar a consulta pública Los planes hidrológicos de cuenca 2022-2027, que atraviesan la adaptación al cambio climático, los vertidos urbanos, la contaminación difusa de la agricultura, la recuperación de los márgenes fluviales (restaurar 5.000 kilómetros de ríos, arrollados por la especulación urbanística) y la gestión sostenible de las aguas subterráneas. “Esto último me parece crítico. Por fin habrá un Plan Nacional de Aguas Subterráneas. Hacía más de 20 años que no se actualizaba el anterior. En general, el enfoque es bueno ya que se admite que resulta necesario reducir el uso”, refrenda Gunn. Quedan, en principio, fuera de la mesa, por primera vez, nuevas presas, desaladoras (sin energías verdes son muy caras y generan una elevada huella de carbono) o trasvases. O sea, la propuesta de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore). “Aumentar la regulación hídrica en 16.000 hectómetros cúbicos mediante la construcción sostenible de obras de regulación”, defienden. El ministerio ha puesto el objetivo en reducir la demanda, no en incrementar el caudal. En España, el agua siempre ha tenido un relato demasiado político y quizá haya que abrir la esclusa a una especie de cientificocracia líquida. Sobre todo, cuando el 79% se dirige a la agricultura y la ganadería.El ser humano está concebido para aprender y sabe que las puertas del cielo y del infierno son adyacentes e iguales. Todo depende de sus decisiones. “El sector ha presentado a Europa planes de inversión pública y privada utilizando los fondos europeos por valor de 14.000 millones de euros”, resume el economista José Carlos Díez. Y añade: “Es una gran oportunidad para crear empleo”. Proyectos que cursan palabras como “digitalización de regadíos”, “drones”, “satélites” o “gestión inteligente de acuíferos”. Términos nuevos en el diccionario ecológico español. Pero esa enumeración de conceptos ha enseñado que el agua arrastra a la vez las pesadillas y los sueños del ser humano.Porque el agua también anega a los gigantes tecnológicos. Sin ella no existirían Tesla, Amazon, Facebook, Alphabet, Spotify o Netflix, pues el hardware que utilizan exige procesar enormes cantidades de esas moléculas de hidrógeno y oxígeno. Hoy no valdrían 5,7 billones de dólares (4,8 billones de euros) en el parqué. El presente es un imán tan poderoso que repele el pasado, y sus enseñanzas. Hace pocos años —­describe The Economist— Coca-Cola tuvo que cerrar plantas en la India por la sequía. En 2019, las inundaciones causaron roturas de suministro de dos gigantes como Cargill y Tyson Food. Un trabajo de la oenegé CDP encontró que 783 grandes compañías cotizadas en Bolsa sufrieron pérdidas conjuntas de 40.000 millones de dólares en 2018 por el agua. Diez años antes, Barcelona se vio obligada a importarla de Francia. Mientras, TSMC, uno de los mayores fabricantes de semiconductores del mundo, que consume cerca de 156 millones de litros diarios, está teniendo problemas con la producción debido a la fuerte sequía que sufre Taiwán.Otra de las preocupaciones de las empresas es que se dispare el precio. El mercado de este líquido no refleja ni los costes sociales ni los medioambientales. Ni siquiera las ironías. A la industria del agua embotellada le cuesta seis o siete litros —acorde con Barclays— producir una botella de un litro (incluido el embalaje) de agua. La firma de análisis de datos S&P Global Trucost ha descubierto que si las compañías del índice Fortune 500 pagaran el verdadero precio del agua sus márgenes disminuirían en una décima parte. Y las lindes para sectores como el de bebidas, comida y tabaco (su producción mundial consume 22.000 millones de toneladas de agua al año. Dicho de otra forma, una persona que fuma un paquete de 20 cigarros diarios durante 50 años malgasta 1,4 millones de litros) podrían desplomarse un 75%.Llueven los números, y no escampa. “Las empresas actuales utilizan unas 700 veces más agua dulce al año que petróleo. Al precio actual del crudo —alrededor de 70 dólares el barril—, esto significa que si las organizaciones se vieran obligadas a desembolsar 0,10 dólares, o una cantidad superior, por barril de agua, les costaría tanto o más que el oro negro”, calcula Toby Messier, consejero delegado de Aquantix, una firma canadiense que emplea inteligencia artificial para analizar los riesgos de este líquido. “Tenemos que ir a un precio que refleje las externalidades. Y las tensiones geopolíticas regionales serán un conflicto constante”, augura Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS en España. En principio, el agua es un bien común y de uso público en casi todas las legislaciones del planeta. Lo que blinda su comercio. Sin embargo, desde el 7 de diciembre de 2020 los derechos (futuros) sobre su utilización (no el agua en sí) cotizan en Wall Street ante su creciente escasez. En un solo año, se ha duplicado el precio en California.Todo esto se escucha en Palencia (España) como si el orvallo cayese sobre un tejado muy lejano. Jeromo Aguado debería estar jubilado. Es agricultor y ganadero. “En ecológico”, aclara, orgulloso. Ganadería viva, pollos, corderos. Ha visto encadenarse las estaciones. Conoce el sol, el cierzo y esas nubes que pasan cargadas de agua pero que jamás descargan. “Este año no ha sido de los peores”, reconoce. Aunque se moja. “El agua de riego se está utilizando para un modelo de agricultura intensiva, que piensa en los productos de forma especulativa con el fin de colocarlos en los mercados internacionales”, critica. Quizá ignore la inmensidad de los intereses y la geografía del dinero. En pleno centro de la escalada de la crisis del agua, el negocio planetario de la comida y el sector agroalimentario manejan cinco billones de dólares (4,24 billones de euros). Y al menos —según Barclays— unos 415.000 millones en ingresos podrían estar en riesgo por la falta de agua para regar los campos y abrevar el ganado. Además, otros 248.000 millones de dólares viven bajo el peligro de los cambios de los patrones de lluvia y su efecto sobre la reducción de las cosechas.El peligro ya es sol, llamas y humo. El oeste de Estados Unidos afronta una sequía sin precedentes en 1.200 años. El periódico The New York Times cuenta la inquietante historia de un productor californiano de arroz de alta calidad para sushi que llegó a la conclusión de que era mejor negocio vender el agua que habría usado para cultivar el cereal que cultivarlo. El nivel de los depósitos está bajando mucho y las redes eléctricas corren el peligro de dejar de funcionar si las presas hidroeléctricas no captan el agua suficiente para generar energía. California no queda tan lejos. La pluviosidad en el arco mediterráneo ha descendido un 20% en las tres últimas décadas. “La sequía es el tema que más preocupa en el suroeste”, observa Bruce Babbitt, antiguo gobernador de Arizona y secretario del Interior durante la Administración de Clinton. Y alerta: “Los científicos predicen que continuará durante muchos años y debemos hacer grandes reducciones en su consumo. Más del 80% va a regadío y habrá que ir, poco a poco, eliminando esas tierras. Será difícil, pero esencial”; será el clima versus Arizona.Cada sequía es un aviso de nuestro futuro climático. Los estadounidenses tienen la fe de que los mercados y el dinero suelen arreglar los problemas. El presidente Biden ha creado el American Rescue Plan Act 2021 destinado al agua y sus infraestructuras. El proyecto de ley prevé invertir 500 millones de dólares para el acceso al agua a familias con bajos ingresos y unos 30.000 millones dirigidos a ayudar a propietarios y arrendatarios. Además, los Estados pueden utilizar los 350.000 millones del Coronavirus Relief Fund (Fondo de Ayuda del Coronavirus) en inversiones imprescindibles en agua, alcantarillado o infraestructura de banda ancha. “La mayoría de los americanos tienen la suerte de abrir los grifos y tener lo que parece un suministro ilimitado de agua limpia para beber. A medida que cambia el clima, también lo hace su disponibilidad y algunas partes del país están soportando periodos de escasez que jamás habían visto. Es crítico aquí, y en el resto del planeta, entender y anticiparse a esas transformaciones”, alerta Kevin S. Minoli, exabogado de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas inglesas).T̲e̲c̲n̲o̲l̲o̲g̲í̲a̲ ̲o̲b̲s̲o̲l̲e̲t̲a̲La luz penetra donde no brilla el sol. El agua ha estado alejada de la innovación. Como una marea que nunca hubiera alcanzado la orilla. “Utilizamos tecnología del siglo XIX para construir infraestructuras del XX, pero ahora tenemos retos del XXI”, enlaza James Eklund, uno de los arquitectos del Plan de Contingencia contra la Sequía de Colorado. “El agua requiere lo mejor del ingenio humano, porque los riesgos son muy elevados, y afectan a la salud, la seguridad humana, la justicia social, la equidad y el medio ambiente”. Solo en Estados Unidos, unos 162 millones de personas es probable que experimenten mayor calor y tengan menos agua. La Fundación First Street ha descubierto que existe un 70% más de edificios vulnerables a las inundaciones de lo que se pensaba. “El reto es tan grande y existencial que requiere de una fuerte participación del sector privado. Los gobiernos deben incentivarla para que innove en agua y clima a la misma escala que provocó la revolución digital”, asume Eklund.La presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado que “el agua está literalmente en todas partes del Pacto Verde Europeo”. No es un bien financiero, es un derecho humano. Pero se escapa al igual que a través de un hisopo. “Resulta necesario diseñar instrumentos económicos que permitan reconocer su valor, es decir, asignar correctamente un precio, para estimular a los consumidores, la industria, la agricultura a mejorar su ‘productividad’, pero tendrán que ser justos e igualitarios”, analiza Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y esto supondrá encarecer algunos productos, que no están pagando un precio correcto según su consumo de líquido. Recuerda al Enūma Eliš, un poema babilónico que narra el origen del planeta: “En los huertos de los dioses, contempla los canales”.El hombre, que se cree un pequeño dios, lleva décadas fiando su destino a la oferta y la demanda. Esa pareja malavenida. “En teoría, los mercados penalizarán el desperdicio y recompensarán la conservación a medida que el agua se vuelva más valiosa”, comenta Jesse Keenan, un urbanista formado en Harvard y que hoy es profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Tulane (Nueva Orleans). Pero la participación de la iniciativa privada resulta tan pequeña que solo entra en juego para aprovechar los precios extremadamente altos que se dan en tiempos de escasez. Así que miran el negocio al igual que un espejismo. Si invierten es persiguiendo grandes volúmenes de agua. Por lo que si las sequías se vuelven extremas resultará muy probable que los “pequeños agricultores no tengan acceso a ella”, avisa el experto. Su escasez debería ser una prioridad de los inversores. “Sin embargo, el agua es un tema bastante más concreto que, por ejemplo, el cambio climático, y no está claro, siempre, hasta qué punto una empresa en la que se puede invertir corre el riesgo de sufrir escasez”, valora Andy Howard, director global de Inversión Sostenible en Schroders. Existen unas 300.000 compañías —destaca la gestora Pictet— relacionadas con el agua, pero solo 850 cotizan en Bolsa. Existe desinterés.Sin embargo, la aurora ilumina las parcelas más yermas. Queda esperanza. Al igual que con la emergencia climática. Urge cambiar las formas en las que se consume el agua, para eso hay que introducir innovación y educación en su uso. Heineken puso en marcha en 2017 un programa destinado a recuperar tres lagos degradados cerca de su fábrica sevillana. Consiguió devolver 420.000 metros cúbicos cada año. La biotecnológica Chr. Hansen (con sede en Tres Cantos, Madrid) produce un coagulante (Chy-Max) con el que son necesarias 2.000 toneladas menos de leche para producir 200.000 toneladas de queso. Y Danone quiere contar con un plan de restauración o preservación para las 55 cuencas hidrográficas con gran estrés hídrico donde opera de aquí a 2030.Mientras, el mundo desperdicia 1.300 millones de toneladas de alimentos al año. ¿Cuánta agua se tira? “La estamos malgastando. Y no es la responsabilidad solo de un país, exige un compromiso de coordinación multilateral”, alerta Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). De hecho, “dos de los grandes retos de las próximas décadas serán reforzar la cooperación transfronteriza y garantizar que se gestiona el agua de forma sostenible”, prevé Virginijus Sinkevičius, comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca.Si queremos sobrevivir en este recóndito espinazo de estrellas y noche necesitaremos una enorme cooperación internacional, innovación y sacrificio. En su libro, Un paraíso construido en el infierno (Capitán Swing), la escritora Rebecca Solnit detalla cómo la gente se une tras las grandes tragedias. El Blitz alemán sobre Londres, el huracán Katrina, el 11-S en Nueva York. “En un mundo de dolor cotidiano, este es el único paraíso posible, y nunca existirá entero, estable y completo. Siempre habrá que dar respuesta a problemas y sufrimiento: construir el paraíso es el trabajo que estamos destinados a hacer”, escribe. Pero un Edén sin agua es un desierto de arena.

𝗘𝗹 𝗴𝗿𝗶𝗳𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹𝗱𝗮𝗱 𝗴𝗼𝘁𝗲𝗮

El famoso economista griego y antiguo ministro de Finanzas Yanis Varoufakis está de vacaciones. “Bien merecidas”, bromea. Acaba de publicar un libro, Otra realidad. ¿Cómo sería un mundo justo y una sociedad igualitaria? (Deusto). La respuesta a esa pregunta discurre por la inequidad y el agua. Juntas. Ni siquiera paralelas. En este tiempo de ocio, saca algo de espacio para reflexionar sobre dos temas de los que depende nuestra existencia. “La escasez de agua ya abre una brecha entre ricos y pobres, poderosos e impotentes, opresores y oprimidos”, cuenta. “Y eso se agravará a medida que el cambio climático amplíe la fractura entre los ricos totalmente hidratados y quienes no tienen acceso al agua o se ahogan periódicamente en ella”. Los números le dan la razón. Un trabajo de febrero de The Guardian descubrió que las áreas latinas de Estados Unidos beben el doble de agua que no cumple los estándares de seguridad que otras poblaciones del país. Algo que ya hemos visto en el asentamiento de la Cañada Real en Madrid.Un futuro bélico —dicen— amenaza a Europa. “Las personas mayores tendrán que hacer sacrificios en la lucha contra el cambio climático o los niños de hoy se enfrentarán a un futuro de guerras por el agua y los alimentos”, ha advertido Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea. Está en el pasado del Viejo Continente y en otras tierras. “Hay una larga historia de conflictos por el agua y la Unión Europea condena firmemente su uso como arma de guerra. Nuestro compromiso diplomático es que sea un elemento de paz, seguridad y estabilidad. El agua puede ser una fuente de inestabilidad, pero también de creación de instituciones y de cambios sistémicos, positivos y duraderos”, desgrana Virginijus Sinkevičius, comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca.Es una vereda complicada de calcular. Incluso los anillos de los abedules blancos engañan con sus círculos. Martin Wolf, jefe de Opinión Económica del diario británico Financial Times, camina bajo sus sombras. “Hay escasez física de agua, en el sentido de sequías y falta de almacenamiento. Luego está la carencia de agua potable apta para beber (que es un pequeño subconjunto de toda la que utilizamos). Después vemos la ausencia de un sistema de distribución universal para esa agua limpia. Es decir, tuberías inadecuadas destinadas a la entrada y salida del agua sucia, y finalmente está su precio”, reflexiona. “Si la escasez física se vuelve extrema, entonces otras formas de escasez resultan más probables. Las sequías pueden crear falta de agua dirigida a fines agrícolas. También podrían manifestarse en altos precios para destinos esenciales, sobre todo, beber, cocinar y limpiar, aunque la ausencia de inversión en estos suministros puede ser incluso más importante que las sequías”, concluye Wolf.Las finanzas son el interruptor de la desigualdad. El capitalismo tiende a empaquetar como activo comercializable todo lo escaso. Sea lo que sea. Y surgen voces preocupadas. “El agua es un bien básico para la vida y por tanto un derecho humano, no un activo de mercado. Su propiedad, dotación, gestión y asignación deben quedar en manos públicas y fuera del ámbito de la especulación, como ya está empezando a suceder”, critica Carlos Martín, director del Gabinete Económico de Comisiones Obreras.“La iniciativa privada no tiene incentivos para proveer un bien básico y reducido de manera universal y al precio más barato posible, sino que, por el contrario, intentará elevarlo concentrando el mercado, capturando al regulador o, simplemente, atendiendo solo a la demanda con más poder adquisitivo y exigiendo compensaciones al contribuyente para atender a la población “no rentable”. Nada de eso es lo que el mundo quiere cuando abre el grifo.

Ref.Pag.: elpais.com (Miguel Ángel García Vega)